El
casco del caballo
es una caja de córnea flexible
que rodea la carne
viva del pie. La córnea tiene un grueso aproximado de uno o dos
centímetros. La enorme presión ejercida sobre el casco, en la
recepción de un obstáculo, produce el efecto de separarlo jugando
sobre su elasticidad. La hierba húmeda del prado permite que la
córnea conserve su flexibilidad natural e indispensable. Sin
embargo, el caballo estabulado necesitará que se le engrase
regularmente.
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